Carta III
¡Ya estamos en Florencia! El hotel es algo mejor que el de Venecia, la
verdad. Pero, empecemos por el principio: Cuando hemos terminado de desayunar
el “maravilloso” desayuno, hemos subido a la habitación a terminar de recoger
todo, luego hemos bajado las maletas y las hemos subido al autobús. Después,
nos montamos en el bus y nos despedimos de la hermosa Venecia. En ese momento,
nos pusimos en marcha dirección Pisa.
Cuando íbamos, más o menos, por la mitad del viaje el compañero que, no
sé si te acordaras, perdió las ruedas de la maleta, dice que había perdido la
cartera. Todos nos pusimos a buscar la cartera, hasta cuando paramos a
descansar seguimos buscándola. El compañero insistía que se le había caído en
el bus. Cuando reanudamos el viaje, seguimos buscándola, pero nada, no la
encontrábamos. Uno de los profes decidió llamar al hotel de Venecia por si se
le había quedado allí. Y allí estaba, en la habitación de Venecia. Desde ese
momento, uno de las profes le dijo que le diera su pasaporte, por si acaso
también lo perdía.
Después de no sé cuantas horas de viaje llegamos a Pisa. En cuanto
llegamos, los negros (sin que suene despectivo, pero es que no sé como
referirme a ellos sin esa palabra) nos invadieron, fue llegar el autobús a Pisa
y los negros (sin que suene despectivo de nuevo) empezaron a rodearlo. Nos
siguieron hasta que llegamos a la Piazza del Duomo,
donde está la torre y la catedral. La torre de Pisa es impresionante, no es lo
mismo que verla en las fotos. Antes de visitar la catedral y la torre fuimos a
comer y luego ya visitamos todo.
Yo subí a la torre, pero era super caro, creo
recordar que me costó 18€. Subieron los profes y algunos compañeros. Subir por
la torre era rarísimo, te ibas inclinando cuando subías por ella y también
mareaba bastante. Pero las vistas eran increíbles, ya te enseñaré las fotos que
me he hecho, mereció la pena pagar ese dinero. Luego entramos todo el grupo a la catedral. Cuando
terminamos de visitarla, nos tomamos un rico helado y nos fuimos para el bus.
Ahora mismo estoy tumbada en la cama, es lo primero que he hecho cuando
he llegado. Lo que menos me gusta del hotel de Florencia es que las
habitaciones tienen timbre y la gente llama y se va corriendo. Otra cosa que no
me gusta es la ducha, es pequeñísima, hay que hacer contorsionismo para
ducharse. Por lo demás, la habitación está bien.
Me voy a ir preparando para dormir. Próxima visita: Florencia. ¡Buenas
noches!
Inés Vega. 4ºB
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