martes, 22 de enero de 2013

Un breve texto desde el anonimato

       Se había ido todo lo lejos que podía permitirse, alejada de la civilización, alejada de las parejas, las pandillas y las familias felices. Era eso lo que más le gustaba, no tener que preocuparse más que de sí misma. Oir tan solo el romper de las olas contra el acantilado o el sonido de las hojas de su libro al pasar página, páginas que desprendían ese olor a viejo que le hacía sonreír. Y, algo más allá, tenía montaña, árboles, ardillas y un río que daba a parar a su perfecta playa. Era increíble, y sobre todo en aquel frío otoño de hojas secas y atardeceres de película.

        Pero, supongo que esperaba que alguien fuera a buscarla y le dijera que su ausencia destacaba demasiado, que la echaban de menos. Tal vez, una llamada con un: "¿dónde estás?, no has venido a pasear al perro" hubiera bastado. Pero no hubo nada de eso, porque a nadie le preocupó su ausencia, nadie se dio cuenta de ella o, a lo mejor, nadie supo que aquella muchacha un día estuvo ahí.

                                 
                                                                                           Alumno de 4º

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